De poquito a poquito, de cabo a cabo cuando te das cuenta ya tienes algo, bonito o feo, pero ya es algo que tu hiciste.
Diferente es cuando, de la nada, tomas un cabito y lo comienzas a seguir, a desamarrar tantito, a continuar el camino de los otros segmentos que lo acompañaban, ahí puedes encontrar sorpresas de muchos tipos.
Un último caso es tomar los hilitos y jalar y jalar y terminar destruyendo el constructo, sin darte cuenta de lo intrincado del tejido o del tiempo y esfuerzo que tomo esa fabricación, sólo por el gusto de deshacer las cosas.
Pues igualito con la vida, mis amigos.
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