lunes, 25 de julio de 2016

Prisioneros del tiempo dorado.

Todos tenemos a este amigo o conocido al que el tiempo olvidó y se quedó estancado en un momento temporal específico: la prepa, la uni, un momento laboral en una empresa especifico, en fin, las posibilidades y ejemplos son ilimitados. 
Usualmente eran los populares y destacados en esa época y ahora ya no lo son, aunque ta,bien puede presentarse este fenómeno temporal en personas comunes y corrientes que, al término de dicho periodo temporal se enfrentaron a realidades duras e implacables. 
Este individuo no sólo quiere vivir y se comporta como si estuviera en esa época específica, sino busca recrearla a toda cosa, busca amigos que se encuentren en esa etapa.
Si se puede conseguir un novio/a de la edad o en la etapa en que quedó perdido mejor, y lo logran en el 95% de las ocasiones bajo la impresión de que son personas más maduras y con experiencia, siendo que esos factores no están en juego en el momento.
Curiosamente cuando se trata de eventos y situaciones de la vida actual, siempre les va terrible, y se aferran más a ese pasado dorado. Añoran revivir la etapa en que fueron felices solo hablan de cosas que evocan a la prisión temporal de la que son cautivos
Intentan a toda costa reunir "a la pandilla/banda/flota por medio de las redes sociales, en grupos en todas ellas; se enojan si en su grupo de WA de la ex-escuela no los pelan o "ya no son como antes", buscan pareja en personas que conocieron en esa época y después se les rompe el corazón al ver que no son las mismas, que avanzaron y que su centro de conversación no es la que esperaban. La conversación siempre tendrá implícito "antes estaba tan chido", "ojalá estuviéramos de regreso en X", "añoro estar ahí".
En ocasiones los recuerdos de una etapa linda y la amistad de años hacen que muchos se acerquen a estos viajeros temporales para entablar de nuevo relaciones afectuosas, y todos llegamos a hacerlo, pero la clave está en que mientras algunos conservamos recuerdos bonitos pero continuamos avanzando, pobres almas en desgracia no logran NI QUIEREN hacerlo tanto consciente como inconscientemente; decirles que hay que avanzar solo los confronta con su presente que los hace miserables, en donde no es todo dorado como antes, y se aferran más al mismo y generan resentimiento a quien siquiera sugiere esa premisa.
Y así surgen no sólo los chavorrucos famosos, también los dones reventados, el cougarismo puro, etcétera. Y uno sin el corazón para decirles algo para no herirlos, para dejarlos seguros en su burbuja de alegría.
Seamos comprensivos con ellos, abracemos a nuestros amigos y seres queridos a quienes el tiempo dejo de lado y acompañémoslos en su viaje al presente, no será fácil, pero al menos y en lo que inventamos una máquina del tiempo efectiva, es todo lo que tenemos en las manos

martes, 12 de enero de 2016

Tú Champaña y mi Bucana

*abren vientos y tambora*

[grito de identidad de la banda correspondiente]

🎶🎶Tomamos tu vino
También 1 Bucanas
Arregla tu agenda 
pal fin de semana 🎶

🎶Tomo tu tequila
Tú de mí champaña 
Seremos amigos
Volve-ras sin falla🎶

🎶Será tu presencia
Un momento hermoso
Quiero conocerte
Y sentirme dichoso🎶

🎶🎶 Nadie te ha cuidao
Dime tus antojos
Y si tú me dejas...

[hablado y se hace silencio instrumental]: ¡Y como dice Don Joaquín! [reinicia la musica]

Yo mero te cuido mil más q a mis ojos 🎤

*cierre con trompetas y tuba*


lunes, 11 de enero de 2016

Tacones

Escucho desde mi cama el paso de lo que parecen ser unos zapatos de tacón, que de forma ligera se mueven sobre mi techo.

Destaca que se escucha ese taconeo tan especial en una noche de especial insomnio, una noche fría de enero, de esas que se muestran silenciosas, donde el sonido del refrigerador destaca, o el sonido de las manecillas de un reloj o lo que en esta ocasión ocurre, el caminar de alguien en zapatos de tacón.

Los imagino de aproximadamente 8cm, tal vez de un tono rojo, con un tacón muy fino y una persona muy ligera en ellos, de piernas largas por el lapso que se escucha entre paso y paso.

Es un caminar nervioso, rápido, sin embargo con un sonido que no se aleja mucho de la fuente, que va de un lado al otro, en un segmento corto, en cuyos márgenes mi imaginación supone que hay una media vuelta, y un regreso en el sentido del deambular.

Elucubraciones acerca del porque tanta ansiedad en esos pasos, de porque cada vez se hacen más rápidos y sonoros, de como reflejan una intranquilidad, una desesperación especialmente común a estas horas de la noche en tantos lugares, en tantas personas, por tantas circunstancias.

Espero que no la esté pasando mal el o la dueña de esos zapatos, porque yo sí me siento muy intranquilo al escucharlos... Considerando que vivo en el último piso del edificio.